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jueves, 19 de noviembre de 2009

DRA. CARRIO: FRASES




REPORTAJE A CARRIO (FONTEVECCHIA) – PERFIL 4-10-09

En todo diálogo hay presupuestos morales, si no, no hay conversación. El fundamento moral del diálogo es que no hay sentimiento de venganza ni de uso, entonces, lo que la Argentina necesita es, en vez de hablar frívolamente, palabras profundas. Lo que necesita es un paso moral para crear los presupuestos éticos como nueva legitimidad, que habiliten el diálogo, el consenso, que habiliten una cosa seria y responsable. Si un violador la ha violado varias veces para conversar, la mujer debe suponer lo obvio: que la va a violar.

hay un momento en que la loca tiene razón. En el Rey Lear, que sería bueno que lo vuelvas a ver, el loco, como vos decís de mí “la loca sana”, es el que dice la verdad. Hay que ver el mejor texto político de Shakespeare.

—Siempre hay que alejarse del mal. Al mal se lo combate alejándose, no haciendo el mal, nunca siendo cómplice del mal.


—Hay una regla que aplicar: de los canallas hay que alejarse. Yo no puedo hacer una denuncia por asociación ilícita en serio, no puedo denunciarlos por enriquecimiento ilícito, y al mismo tiempo ir.

—El problema de la Argentina es que no cree que las convicciones puedan generar una gobernabilidad. Cree que la puede generar el viejo pacto corporativo que nos llevó al desastre. Cree que la puede lograr el acuerdo mafioso. Cree que la gobernabilidad la puede lograr el mandamás autoritario de un insignificante territorio de la Argentina. Garrido, Víctor Hugo, Biolcati son personas de ideologías distintas, quieren una Argentina de valores, republicana, pero creen que no se puede. Y ahí está la falla del argentino. Los americanos no sólo creían y querían, sino creían que era posible y trabajaron para ello. Hay una suerte de resignación histórica de los argentinos, brutal. De sus clases medias, de sus clases pobres, de sus clases ricas. Una resignación histórica a una Argentina de valores, civilizada, justa, desarrollada. La pregunta que se tiene que hacer es: ¿cuál es la legitimidad que desmorone el orden que nos lleva a la tragedia cada diez años? Y la verdad es que no hay que empujar a nadie, aunque sea insoportable, porque hay que tener paciencia democrática, hay que respetar los plazos institucionales, no hay que convertir ni “hondurizar” la Argentina, ni convertir en víctimas a los responsables. Pero sí es cierto que el gran problema de la Argentina es su futuro, porque si hoy suprimiéramos a Kirchner, el problema del futuro estaría completamente abierto y pendiente. Es ahí donde digo que la nueva legitimidad que se necesita es querer y creer que es posible. Eso es el orden de una convicción.

Las personas responsables se desgastan en la lucha. Las personas que se juegan, que son auténticas, que definen, generan… Lo otro, aquel que no expresa su pensamiento, es un ambiguo.
—A mí no me preocupa mi destino personal. Soy cristiana y kantiana

—Esto de navegar contra la corriente me encanta. Uno abre el camino. Yo quiero ver gobernando otra generación con otros valores. Yo creo en eso. Si uno no cree en lo que quiere, nunca consigue nada. La Argentina va para atrás porque no cree en lo que quiere. La fe política que tuvieron los pueblos que salieron es lo que nos falta a nosotros.
Es una obscenidad que siempre se esté hablando sólo de candidaturas, de especulación política. Además yo veo, sinceramente lo digo, la degradación democrática de la Argentina, cuya expresión más clara es este patrimonialismo corrupto menor. Está asociado a una falta de cultura, de formación, de sutileza. La falta de lenguaje, de cultura, de formación, la falta de discernimiento en la acción. Yo veo una clase política de una tosquedad, de una frivolidad en el juicio, de un prejuicio, que, la verdad, los países no salen así.

Los que creen que construyen poder sin legitimidad son incapaces de comprender la historia. Son ignorantes

—En 2001, en el foro de libertad de expresión en Washington, hablaban de la persecución a los periodistas, y yo dije que había dos cosas que había que solucionar: primero, la derogación de los delitos de injuria y calumnia, que tienen que ver con la persecución del periodismo libre; pero el segundo, la exigencia democrática del derecho al saber de la sociedad. Porque lo que los medios violan cuando no publican información es el derecho al saber de la sociedad. El problema de esta Ley de Medios es que Kirchner quiere controlar los medios para que nadie sepa nada.

Nuestro diagnóstico es que la cuestión argentina es cómo enfrentamos la degradación republicana, democrática y económico-social, producto de la ausencia de valores y de una corrupción ilimitada que fue de un modelo corporativo corrupto a un modelo patrimonialista. Es decir que va para atrás. Acá hay dos alternativas. Si estamos todos con esto de que la cuestión es su degradación democrática y republicana por corrupción, porque es por corrupción, estamos viviendo todos el Estado por izquierda;

Entonces, ¿cómo salimos? Con una nueva legitimidad que sería casi un pacto moral de algunos valores: no robar, no usar al otro, un nunca más a la corrupción, capacitación, reconstrucción del Estado y renuncia a los pactos corporativos para pasar a un pacto republicano en sí. Esto supone una nueva legitimidad moral y una nueva legitimidad republicana. Y ésta es la propuesta que nosotros le hacemos a la sociedad.

—La gente me respeta y me quiere; a lo mejor no me vota, pero me quiere. Otros no me quieren nada, obviamente. Mejor, porque si toda la gente nos quiere, estamos en problemas. Y es una figura no estrictamente política.



Hay que entender que las personas se constituyen en su infancia, en su adolescencia y en su juventud. Yo me constituí como maestra en Derecho Constitucional, y amé una utopía que en el fondo era la República,


Soy muy leal a las ideas, no puedo traicionar lo que les enseñé a mis alumnos.

—¿Seguís sin psicoanalizarte?
—Sí.
—Tanto que te dicen loca, ¿no pensás que pudieran tener un poco de razón y te agrada un poco ese papel?
—Al mismo tiempo que me lo dicen, me dicen que tengo razón. El problema es de los otros. Vos tenés una gran contradicción en tu escrito, porque soy una loca sana, y al final tuve razón. Si los locos son los que tienen la razón, ése es un problema que lo tienen que resolver ustedes. Yo me quedo con la razón.
—Leíste “Elogio de la locura”, de Erasmo.
—Sí.
—¿Te gusta identificarte con la locura?
—La locura frente a una cultura de resignación y de decadencia es un acto de lucidez. Es poder pensar sin prejuicios y es maravillosa. A mí esos agravios me parecen divinos.

—Algunos en la Argentina creen que el cáncer se cura con un geniol, y cuando eso pasa, vuelve el cáncer. Nosotros queremos curar el cáncer y extirpar el cáncer que nos mata es sacar la corrupción, la degradación democrática. El pensamiento menor implica que extirpemos el cáncer y que con él me vaya yo. Está bien. Ahora, si lo que están buscando es un Geniol para seguir con la Argentina de siempre, basta con ir al programa cómico de Tinelli.

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