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sábado, 21 de noviembre de 2009

CORRUPCION JUDICIAL EN SAN ISIDRO

Fuimos los primeros en apoyar al Dr. Gregorio Dalbòn en este caso.-
El Colegio de Abogados de San Isidro y la Asociaciòn de Magistrados y Jueces de San Isidro, salieron a condenar al Dr. Dalbòn y "encubrieron" al Juez Ochoa.-
A ellos tambièn les contestamos en defensa del Dr. Dalbòn.-
Del Juez Ochoa, ellos no dijeron nada.-
Pasò un año y medio, y Clarìn publicò la verdad.-
Mientras sigamos encubriendo la CORRUPCION la IMPUNIDAD seguirà vigente
ROBERTO TERRILE






LA TRAMA DE UN ENGAÑO



Simuló su muerte para zafar de un juicio y ahora apareció
Increíble maniobra con pericias y cadáveres truchos
Un vigilador estaba acusado de atropellar a un nene en un country.
Iban a juzgarlo, pero su abogado dijo que había muerto y paró todo.
Con la causa a punto de prescribir, reconocen que estaba vivo.




Nota publicada en:


Crónica de una farsa que duró casi cinco años


Acorde a una historia increíble, un final que está a la misma altura: después de casi cinco años, un vigilador privado a quien la Justicia había dado por muerto (con lo que evitó enfrentar un juicio), apareció vivo y pidió que lo eximan de prisión.
Durante todo este tiempo, el expediente del caso se fue llenando de reconocimientos falsos, estudios de ADN truchos y hasta de cadáveres cambiados.
Ahora, cuando el caso que se le imputaba está por prescribir, el acusado dejó su casa de Santiago del Estero (donde estuvo todo este tiempo) y, sostenido por empresarios vinculados a empresas de seguridad, regresó para ponerse nuevamente a derecho.
Todo empezó la noche del 19 de marzo de 2005, cuando Nicolás Juan, de 4 años, fue atropellado por un carro de golf.
El vehículo lo manejaba Juan Carlos Díaz, un vigilador del country en el cual se produjo el accidente

Dos años más tarde, esa causa por "lesiones culposas" llegó a juicio oral.

Hasta ahí nada extraño, sólo era una caso por un delito más bien "liviano" dentro del menú que describe el Código Penal.


Pero el día del juicio, los abogados del vigilador (la defensa estaba patrocinada por el prestigioso estudio Romano Duffau) anunció que su cliente había muerto y por lo tanto pedían que la audiencia se suspendiera.


Como prueba presentaban un certificado de defunción de un NN.
A pesar de eso, el entonces juez de San Isidro Fernando Ochoa hizo lugar a ese pedido y comenzó un escándalo que terminó con una grotesca escena -frente a las cámaras de televisión- entre el juez y el abogado de la familia del nene atropellado, Gregorio Dalbón.

EL JUEZ OCHOA






DR. GREGORIO DALBON
ABOGADO DE LA FAMILIA DEL NENE HERIDO

Según sus abogados, Díaz se había tirado de un tren el 20 de enero de 2008.

El supuesto cuerpo del vigilador estaba desfigurado y no había testigos.
Los familiares de Díaz lo reconocieron sin que se lo mostraran.
La autopsia no tenía ni fotos ni huellas ni muestras dentales.
Por eso se le pidió un examen de ADN.
El estudio informaba que el cuerpo era de Díaz, pero lo llamativo era que lo habían contrastado con un hermano político del custodio, que no tenía ningún lazo de sangre con él.
Como Ochoa se excusó de seguir con la causa, el expediente recorrió varios juzgados y luego le cayó a la jueza Emma Prada.
En paralelo, a Ochoa se le inició un juicio político, pero en ese momento presentó la renuncia.
El trámite se dilató hasta hace menos de un mes, cuando finalmente le permitieron renunciar.
De esta manera, no enfrentará el jury y podrá jubilarse.
"En ese momento no sabíamos qué sucedía. Detrás de Díaz, un tipo que no sabía leer, había toda una estructura que lo defendía. El trabajaba para una empresa de seguridad de un mayor retirado del Ejército, de apellido Peña. Pensamos que lo habían matado para que no dijera algo que sabía, pero al final no fue así. Ahora, gente que conoce a los empleadores de Díaz nos sugirió que el tipo marcaba casas para que luego fueran robadas. Y que si llegaba a ser interrogado ante un Tribunal, podía cantar lo que sabía. Por eso lo protegieron", le explicó a Clarín el padre del nene, Walter Juan.
Luego de que se determinara la irregularidad del ADN, el abogado querellante pidió la exhumación del cadáver.
Pero una nueva sorpresa lo esperaba.
En el lugar donde debía estar el cuerpo de Díaz, hallaron el de una anciana.
Y en una segunda excavación, en la tumba de otra persona que murió en la misma fecha arrollado por un tren, había un hombre con lesiones diferentes a las que tenía el supuesto cadáver del custodio.
"Todo el tiempo aparecían pruebas falsas para poder cerrar la causa y sostener que Díaz estaba muerto. Era increíble que sólo a nosotros nos llamara la atención lo que pasaba", relata el abogado Gregorio Dalbón.
Aunque la muerte de Díaz no estaba comprobada, recién en agosto de 2008 la Justicia emitió la orden de captura.
Este año, ante la insistencia de la familia, la jueza Prada mandó una comisión policial para que lo buscara en la casa de sus padres, en Santiago del Estero.
Hace dos meses, un grupo de policías llegó al lugar y se encontró con un hombre que dijo llamarse "Juan Carlos Díaz", pero que aseguró no tener ningún problema con la Justicia.
Los policías lo dejaron ir sin identificarlo ni tomarle las huellas solicitadas por Prada.
A las pocas semanas, cuando volvieron a buscarlo por otro pedido de la jueza, el hombre ya no estaba.
El martes de esta semana, cuando faltan tres meses para que la causa por la lesiones del chico prescriba, entró en el juzgado de Prada un pedido de eximición de prisión para Díaz, firmado por su nuevo abogado,Agustín García.
"El fue aconsejado a desaparecer, creo que se lo sugirieron sus antiguos empleadores. Quizá fue el títere de algo mayor. Pero ahora se presenta para esclarecer todo", señaló García, sin querer informar quién paga ahora sus honorarios.