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sábado, 9 de octubre de 2010

LA CENSURA: ¿ES UNA ENFERMEDAD?













La censura, como método usado por el Poder para silenciar a las voces disidentes se vale de diversos instrumentos: la cárcel, el exilio, la proscripción, la muerte, la asfixia económica, la persecución, las agresiones físicas y verbales, las amenazas y los procesos disciplinarios y judiciales acusando a los opositores por los delitos de desacato, calumnias e injurias.-









En efecto: quienes son víctimas de la censura son acusados de alzamientos, insubordinación, rebelión, sublevación, revoltosos, sediciosos, irrespetuosidad, falta de respeto y de decoro hacia la autoridad, indisciplina, bla, bla, bla.-

La censura, en definitiva, es un intento de matar las ideas del otro, lo que me lleva a recordar a Don Domingo Faustino Sarmiento cuando, huyendo a Chile para salvar su vida, escribió:





“¡Bárbaros, las ideas no se matan!”.-





Evidentemente, desde el punto de vista político, la censura es una patología enfermiza que hay que desterrar definitivamente de la faz de la Tierra.-

Pero me hago la siguiente pregunta:

¿Cuáles son las causas reales y profundas que llevan a que la persona que ejerce el Poder actúe de tal modo?

Pienso que habría que investigar el tema desde el punto de vista médico y/o psiquiátrico y/o psicológico.-

En efecto: opino que la censura en sí misma no es una enfermedad, pero sí constituye un síntoma de la existencia de uno o varios desequilibrios o trastornos en la mente del censor.-

Considero que pueden ser 2 los trastornos señalados.-

Por un lado, se podría deber a un claro complejo de inferioridad de quien ejerce el Poder, quien por su falta absoluta de autoestima sabe que se encuentra en situación de desventaja, y entonces no acepta el enfrentamiento ideológico ni crítica alguna que lo pueda hundir mas abajo.-
En tal caso, y verificado el diagnóstico señalado, un tratamiento psicológico correcto al paciente encumbrado en el Poder facilitaría el debate de ideas y opiniones que una sociedad moderna y democrática necesita para su desarrollo.-

Y por otro lado, pienso que la censura obedecería, además, a un grave trastorno del censor en el desarrollo de su inteligencia que le impide competir ideológicamente con su adversario.-
Tal vez sea complicado explicar el tema, ya que no soy profesional de la medicina, pero resulta demasiado claro que la censura pone al descubierto que el censor, al carecer de inteligencia, está desprovisto de las ideas y argumentos necesarios para la reflexión y la discusión de los problemas.-

Sería interesante que los profesionales competentes opinen sobre la cuestión.-

No voy a negar que también se usa la censura para evitar que los trapitos sucios o la tierra bajo la alfombra salga a tomar sol, pero eso será tema de otra discusión futura, si no me censuran antes.-

Es mi humilde aporte al favorecimiento de la Democracia y al pleno ejercicio de las libertades de opinión, de expresión, de crítica y de prensa.-

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