"El movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor, quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero; y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor"
Dice Mao Tse Tung: el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario.
Eso lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia, siempre sospechoso, pero más que nada negativo para el trabajo de conjunto que debemos realizar. En el movimiento peronista eso tiene su remedio, porque el movimiento peronista ha sido creado y conducido en forma que desarrolle sus propias autodefensas. En esto hay una tremenda similitud entre el organismo fisiológico y el organismo institucional. En el organismo fisiológico ocurre un fenómeno del cual debemos aprender: si el hombre no tuviera sus autodefensas hace miles de años que habría desaparecido de la tierra, solamente son las autodefensas las que conservan la especie, no son ni los médicos, ni la penicilina desgraciadamente. Ahora, ¿cómo se generan esas autodefensas? El promotor de ello es el microbio, el agente patógeno que entra en el organismo, que a su vez genera sus propios anticuerpos, de donde salen las vacunas que crean las propias enfermedades. Ese microbio genera los anticuerpos, y son esos anticuerpos las autodefensas del organismo. En lo institucional pasa lo mismo. Cuando el movimiento justicialista fue creado yo me persuadí de esta necesidad y de esta verdad, y dejé actuar al movimiento con la mayor libertad posible. Cada uno hizo lo que quiso dentro de él, claro que eso dio lugar a que aparecieran algunos de los que se denominan traidores en la política o tránsfugas. Pero ¿qué son los traidores o los tránsfugas dentro de un organismo institucional de la política? Son los microbios, son los gérmenes patógenos que entran en el organismo, y tan pronto entran generan sus anticuerpos igual que el otro microbio y generan sus autodefensas para la organización institucional. Hemos visto muchos actos de las autodefensas que se han producido en el movimiento. Es decir el movimiento se defiende por sí, porque los movimientos o los partidos políticos o las organizaciones institucionales que no tienen sus autodefensas desaparecen como habría desaparecido el hombre. Por eso la conducción de un movimiento político hace pensar en la necesidad de dar absoluta libertad.
Hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro movimiento puede ser lo que dice Mao, que se haya pasado al bando contrario. Pero generalmente defiende un interés, no un ideal porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política al haber más de dos ideales juegan los intereses. Y hay horas distintas, en 1955 fue la hora de los enanos, 1971 es la hora de los logueros. Entonces, son esos intereses los que han venido y siguen jugando, pero el peronista debe darse cuenta y cualquiera sean sus intereses no pueden estar sobre el ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar. Por eso el peronismo creó un apotegma que dice: para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista. Entonces cómo puede ser posible que un señor que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista cuando tiene al enemigo con el que tiene naturalmente que luchar.
El movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor, quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero; y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro peronista, estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas. Esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos.
Lo importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo; hay que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo que es la mejor de todas las prédicas.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros todos los que luchen contra los enemigos del otro país son nuestros amigos, y en el carácter de tal les hago llegar mi saludo emocionado y afectuoso.
Hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro movimiento puede ser lo que dice Mao, que se haya pasado al bando contrario. Pero generalmente defiende un interés, no un ideal porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política al haber más de dos ideales juegan los intereses. Y hay horas distintas, en 1955 fue la hora de los enanos, 1971 es la hora de los logueros. Entonces, son esos intereses los que han venido y siguen jugando, pero el peronista debe darse cuenta y cualquiera sean sus intereses no pueden estar sobre el ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar. Por eso el peronismo creó un apotegma que dice: para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista. Entonces cómo puede ser posible que un señor que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista cuando tiene al enemigo con el que tiene naturalmente que luchar.
El movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor, quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo, es un compañero; y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro peronista, estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas. Esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos.
Lo importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo; hay que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo que es la mejor de todas las prédicas.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros todos los que luchen contra los enemigos del otro país son nuestros amigos, y en el carácter de tal les hago llegar mi saludo emocionado y afectuoso.
Para pensar respecto a lo que ocurre en la Abogacìa de San Isidro.-
¿No te parece?
Vòs...¿de que lado estàs?
ROBERTO TERRILE
ABOGADO
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