25/08/2008
Los profesionales disertaron en el Club Social por iniciativa del Colegio de Abogados. Massoni y Garrido: «la lucha contra la corrupción debe ser una política de estado»
La corrupción es un mal que aqueja a la Argentina y sólo un mayor compromiso de los ciudadanos podrá salvarnos. Esta fue una de las conclusiones a las que arribaron el ex director de la Oficina Anticorrupción en la época de la Alianza Dr. José Massoni y el titular de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, en una charla brindada en el Club Social Gualeguay, bajo la organización de la Seccional Local del Colegio de Abogados el pasado viernes.
Luego de una breve presentación, a cargo del Dr. Paulo Tamaño y de la Profesora Graciela Saavedra, en nombre de la Comisión de Cultura del Club Social, los reconocidos profesionales se explayaron largo y tendido sobre sus respectivas experiencias y dejaron varias definiciones.
Ambos trazaron un diagnóstico sobre la corrupción en nuestro país. Massoni, también de amplia trayectoria en el Poder Judicial, está actualmente jubilado y no duda en calificar como ‘crítica’ la situación del servicio de justicia.
«Los niveles de corrupción que hay en la Argentina son intolerables y deberían avergonzarnos como sociedad. Para combatir esto sólo hay un camino: estimular la participación ciudadana», opinó contundentemente Massoni durante su alocución."
(Nota de "¡CORTENLA!": ¡Pepe, sos un grande!. Veo que no cambiaste. Recuerdo cuando allà por 1977/8 eras mi Jefe y decìas lo mismo. Un abrazo. Roberto).-
Garrido, que detalló sobre la historia de la Fiscalía Nacional y sus peripecias a lo largo de los distintos gobiernos, puso en duda la real vocación de la dirigencia en general a la hora de enfrentar la corrupción.
«Cuando se habla de corrupción, se lo ve como un fenómeno de la justicia estrictamente y no como algo social. Pero en esto no hay nada novedoso, apenas lo derivado de la globalización o el soborno internacional. Además no es un tema puramente penal, lo más importante es la prevención. La corrupción es un problema sistémico, pero lo que se detecta son casos aislados. Uno como operador del derecho penal está acostumbrado a lidiar con ‘ejemplos’ con la acción de una persona, pero con la corrupción hablamos de sistemas, de contratos, de la forma de relacionarse del estado con los particulares. Esto debe ser considerado a través de otras herramientas del derecho penal para prevenirlo».
El abogado evaluó que «la Argentina ha incorporado estos mecanismos anticorrupción de manera muy lenta. Y son buenos porque no afectan la gobernabilidad. Ojo que tampoco a nivel provincial tampoco se han generado demasiados mecanismos en este sentido. Pero son indicios de la falta de percepción acerca de que es importante prevenir la corrupción».
Garrido, comparó el recorrido que han tenido en el país los órganos que deberían ocuparse de estos temas. «En el caso de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas –señaló- fue creada en la década del ’60, siendo el organismo anticorrupción más antiguo, lo que a esta altura no sé si es bueno o malo. A nivel nacional existen Oficinas y Fiscalías, aunque creo que el problema más serio, es la real independencia de estos organismos. Cuando nosotros (señalando a Massoni) ocupamos cargos en la Oficina Anticorrupción, lo hicimos convencidos que no habría interferencias sobre las investigaciones, lo que al final nos generó no pocos problemas. Una oficina dotada de autonomía en la práctica nunca se concretó, sufriendo muchas críticas por eso. Pero me interesa remarcar que la lucha contra la corrupción debe ser una política de estado, no de cada gobierno».Garrido puntualizó otra cuestión sintomática: la investigación del pasado corrupto pero nunca del presente. ¿Cómo es eso?. «En la década del ’90 la Fiscalía fue literalmente desarticulada y al Fiscal Molinas literalmente lo echaron. Pero bueno, más allá de la virtual clandestinidad a la que pasamos, se siguió trabajando aunque con muchas dificultades. Por eso me reafirmo, la lucha contra la corrupción es una política de estado, no de un gobierno. Cuando se arranca en la década del ’60 la idea era investigar a los gobiernos anteriores y recuerdo aún, en la época de la Alianza, la intención de formar una ‘Conadep’ de la corrupción, y creo que ni ‘Chacho’ Alvarez era conciente de lo que decía. ¿Qué era lo equivocado?. Que buscaban siempre, sistemáticamente, investigar el pasado, pero se ‘olvidaban’ del presente, como si la corrupción sólo fuera adjudicable a unos pocos. La lucha contra la corrupción debe ser una política de estado y no una lucha contra gobiernos de otros partidos».El actual titular de la Fiscalía, remarcó otra cuestión emblemática. «Nuestros organismos son sumamente pobres. Jamás nos llaman para preguntar si necesitamos fondos o personal para trabajar. Esto no pasa nunca lamentablemente. Además muchos organismos anticorrupción fracasan cuando son utilizados para perseguir a fuerzas políticas anteriores u opositoras».En relación a si es posible medir la eficacia de estos organismos, Garrido explicó que «es algo que nos preguntamos nosotros todos los días casi. Admito que son escasos los resultados a nivel judicial, por una serie de factores, como que tenemos el sistema penal federal más antiguo del continente, que no sirve y mucho menos para delitos complejos como los de la corrupción. Pero hay un detalle importante, vinculado a los costos y a la prevención. Muchas investigaciones tienen dos consecuencias: una es la posibilidad que al detectarse determinada práctica se pare, o se modifique, con castigo para la empresa que podría estar vinculada. Y también está el efecto preventivo. En muchos casos, la mera intervención de la Fiscalía, hace que una determinada práctica cese. Días pasados un periodista me comentaba que bastó que trascendiera en los medios que estábamos investigando a un funcionario que volaba en aviones privados, para que pasara a utilizar aviones de línea. Bueno, esto es un efecto positivo de las investigaciones».
Jorge Barroetaveña
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